El desperdicio de comida
En los últimos años, cada vez más gente se ha hecho consciente de las enormes cantidades de alimentos que se desperdician en todo el mundo a diario.
Sin embargo, existe una idea errónea muy común de que podemos abordar este asunto de forma individual, cada uno en nuestros hogares.
No es que sea mala idea aprovechar toda la comida que podamos a nivel particular, pero el quid de la cuestión lo encontramos a nivel industrial, y en concreto en la producción a gran escala de animales para consumo.
En nuestro planeta, al menos una de cada diez persona sufre desnutrición, lo cual hace que el problema del desperdicio de alimentos requiera una actuación urgente.
El problema fundamental es que la mayoría de los alimentos no se producen para alimentar a las personas, y mucho menos para acabar con el hambre en el mundo.
El desperdicio de comida que no vemos
La ganadería consume aproximadamente el 80% de las tierras cultivadas. Cuando se combina con la tierra necesaria para cultivar maíz y soja para la alimentación del ganado, casi una cuarta parte de la superficie habitable del planeta se dedica a la ganadería. Cuando decimos superficie habitable, nos referimos a toda la superficie que no es agua, glaciares o desierto. Esto supone una gigantesca huella ecológica, que no tiene comparación con ninguna otra industria a lo largo de la historia de la Humanidad.
Los animales de granja comen cinco veces más alimentos que todas las personas de nuestro planeta, y sin embargo, la carne y los productos lácteos proporcionan menos de una quinta parte de las necesidades nutricionales de los consumidores. En otras palabras, la comida cultivada para alimentar a los animales de granja es exponencialmente mayor que la comida obtenida de esos animales.
La gran mayoría de los alimentos que se producen en el planeta van destinados a engordar el ganado, y al menos el 26 % de los animales de granja ni siquiera llegan al plato de los consumidores. Al mismo tiempo, las granjas industriales los desechan en vertederos que arrojan metano.
Cuando consideras que el 26% de la carne se desperdicia, eso significa que uno de cada cuatro animales es criado y obligado a sufrir para el consumo humano, solo para morir antes de que su cuerpo pueda llegar al plato de alguien.
Llorando por la leche derramada
Los productores de leche de Estados Unidos (así como en muchos otros lugares), culparon a la pandemia de COVID-19 de verse «obligados» a tirar la leche de 9 millones de vacas, por una suma de 14 millones de litros cada día.
Pero la verdad es que la industria láctea ha estado tirando leche durante décadas. Incluso antes de la pandemia, el 31% de los productos lácteos terminaron vertidos en pozos de estiércol y vertederos. Los subsidios gubernamentales solo sirven para empeorar el problema de los desechos de la industria, ya que las políticas de las diferentes organizaciones gubernamentales, garantizan que la industria láctea reciba millones de euros de los contribuyentes para compensar la producción «excesiva» de leche y queso.
A medida que más personas toman conciencia de los abusos de las vacas lecheras y los impactos ambientales de la producción de lácteos, cada vez se adopta más el consumo leches de origen vegetal, una opción mucho más sostenible para nuestro planeta.
Los desperdicios de la industria pesquera
Junto con los miles de millones de animales de granja que se desechan cada año, cuatro de cada diez peces, casi la mitad de los que se capturan y matan para comer, nunca pasan a ser consumidos. Se capturan hasta 2 billones de peces en todo el mundo cada año.
Y eso sin contar los 321 millones de kilos de “ captura accidental ”, incluidos 300.000 delfines y ballenas, así como 250.000 tortugas marinas en peligro de extinción, enredadas y muertas en las redes de pesca.
Todas estas estadísticas apuntan a una verdad: la industria pesquera sacrifica miles de millones de vidas, simplemente para reducir su balance final y maximizar las ganancias.
Ciclos de residuos
Cuando los animales mueren antes de llegar al matadero, lo más habitual es que sus cuerpos acaben en un vertedero con otros residuos de los consumidores. Los vertederos son una fuente importante de metano, un gas que genera 86 veces más efecto invernadero que el CO2.
Estas emisiones de metano, combinadas con todas las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas con la producción ganadera y la deforestación relacionada, nos sumergen aún más en la crisis climática. Si queremos proteger nuestro futuro y el futuro de nuestro planeta, debemos responsabilizar a esta industria destructiva y maltratadora.
La ganadería es desperdicio de comida
Terminar con el desperdicio de alimentos no depende tanto de lo que no tiremos, sino más bien de lo que comamos. Si todos evolucionáramos a una dieta basada en plantas hoy, podríamos alimentar a toda nuestra población en crecimiento y reducir la cantidad de tierra necesaria para la agricultura, nada más y nada menos que en un 75% . Podemos terminar con el hambre y la deforestación y estar mucho mejor preparados para afrontar la crisis climática, simplemente comiendo mejor y dejando a los animales en paz. Dejémoslos en paz.
Fuentes:
https://thehumaneleague.org/article/animal-agriculture-food-waste
https://www.vox.com/future-perfect/22890292/food-waste-meat-dairy-eggs-milk-animal-welfare